miércoles, 29 de julio de 2009

Los mundos


Una vieja que mira al cielo, que se distrae en cada paso de un incomprensible entendimiento en la pequeña Jauja que la encierra, miniatura tras miniatura se esconde y se separa, se realiza, se insita a una melancolía memorable de las tardes, de las mañanas, y de las pequeñas rocas que te disparan una vez recuperada la sastrería de su piel. No logra manipular un simple pensamiento, una simple dirección que pide con inmundicia, una palabra, solo una que se desvanezca al sentirse rozada. Tras cada uno de sus pasos ve necesario recuperar la silueta que la detiene y que la encuentra en un momento indeterminado, y como suspiro se abstrae vociferando dentro de frascos y colmenas líneas sin formas que componen diminutos mundos. Anonimato total. Tan solo una minúscula empuñadura que sostenga sus cimientos luego de ingresar a un punto libre; Simple espada que se atraviesa en la totalidad de lo absoluto sin negarse a nada, sin hacer miramientos en imperfecciones humanas, en pliegues vitales que se necesitan unos a otros para vivir siempre una continuidad finita e irrisoria, constante e ideada, rodeada por angostos muros sin fundamentos que recogen la simpleza de un vistazo al extremo de la calle. La vieja habla consigo misma, y respira esperando algún barco que se siente y descanse.
Luigi Esposito Jerez. 29 de julio del 2009

La pintura es obra de
Wassily Kandinsky (Transverse Line, 1923)