viernes, 5 de diciembre de 2008

El peso de la Opresión

El vasallo más sumiso y callado en parte por su tosigosa voz en una jornada de amanecer rojizo y atardecer oscuro, pensó que la mejor forma de acabar con el hambre de su cuerpo y la aflicción de su alma era matando a su señor.

Empezó aquel hombre a planear como sería aquel atentado y revisó en toda su dimensión las oportunidades y amenazas de este. Sin que la mente vagara tanto en largas reflexiones sobre su plan, se acordó que la caída del caballo es mortal. En la mañana cuando su señor pasara revisando el trabajo de los jornaleros un piquete con el rastrillo haría su trabajo de muerte.

Al día siguiente pareciese que las energías universales (nótese la coincidencia) conspiraron a favor del oprimido. Al llamado de su señor se acercó y cuando éste giró la cabeza para observar su imperio de tierra y opresión, su sirviente soltó una descarga de fuerza en el mango del rastrillo y pinchó la pata del caballo que inmediatamente se alzó en un relincho dando vuelta a su amo y entre el peso de éste y del caballo cayó ensartado en el rastrillo como un centauro herido que se rinde ante el dolor encima de un vasallo callado y sumiso, quien un día pensó en acabar con el hambre de su cuerpo y la aflicción de su alma, y lo logró.

Antonio Delgado. Managua. 22 de noviembre de 2008

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