martes, 25 de agosto de 2009

De cera

Cierta mancha en el agua que te observa, una ráfaga, un alud, un sonido que se inmiscuye en la vida y que a su vez implica pasos, eternidad, laberinto, fuga o árbol cuyas ramas afloran en la mente dejando lugar a los clavos de tu rostro. De unas venas arraigadas de cabellos cuyos cuerpos desembocan en pequeños trozos de sombras. Y nuevamente el brillo, el opaco, el instrumento, el caminar inconstante de paredes, el conocimiento predilecto, los rasgos y el desprecio. Contraste y secuencia. Camino innato y simulado por tus brazos que se desprenden a cada golpe de palabras y espirales de masa seca. Hojas en hielo con las que te mojas las palmas y das muerte a tu boca tras dejar plantada en diminutas secuelas, espinas y papeles metalúrgicos. Recordás tu presencia, tu nada, tu borde, el inquieto deslumbre y la satisfacción al observar por medio de una ventana entreabierta la magnitud de tu cielo, mientras pasás bajo los arcos inmensos que te envuelven en vértices y cartas. El margen desaparece poco a poco, reflejo a reflejo, como imagen transfigurada y oculta del marfil y el cristal medidos meticulosamente en ciertos ojos y en su mirada de neblina y cera.

Luigi Esposito Jerez

2 comentarios:

Stanley W-M dijo...

Pintas con palabras... uno se siente inadecuado...

Axel Ubeda dijo...

maje, sos una bestia, palmas para el muchacho, jajajaj, que evidente la broma, mala onda