sábado, 22 de agosto de 2009

El pasillo


Una simple alfombra pigmentada, sonando poco a poco en un intento pretensioso de imitar la realidad. La noche se dispersa y el pequeño órgano se extiende en pensamientos inusualmente desaparecidos. No logra despertar luego del inevitable delirio que le provoca una escasa silueta en el río de la salvación, de la ofuscada segmentación que de él se libera. Un ligero corte, un espacio que cada vez avanza como espectro retardado en su etiqueta, un rostro fermentado por los diminutos bordes de tus dedos, un océano de líneas, un infinito de hierbas que te oscurecen al más mínimo roce, cierta corriente que forma tus gestos, mi boca. Detalles inherentes de localidades inmediatas y certeza rítmica. Camina un poco. El pasillo se adelanta. La leve luminosidad desaparece en una explosión de bosque, de metal, de diferencia y elocuencia sesgada. Con un suave movimiento inclina los brazos y recuerda interminables plataformas que se desbordan en un mundo de mucosa y manchas intermitentes. Tus manos toman forma, se dividen y dividen consigo los remanentes de mis ojos, ahora partes de una frontera inmaculada.

Luigi Esposito Jerez

La pintura es obra de Max Ernst, (Nadador ciego: efectos de un contacto, 1934)

3 comentarios:

Stanley W-M dijo...

Es difrente, tiene un tono diferente, pero me gusta, se siente un poco menos impersonal... Me gusta.

Anónimo dijo...

La interpretaciòn tiene sentido,me encanta...

Axel Ubeda dijo...

no se en que momento deja de ser impersdonal, no creo que dentro de lo que luigi haya escrito alguna vez se entrevea un rasgo personal, más que su estilo, creo que en resumidas eso es lo que me gusta de su escritura, la capacidad de no transparentarse, todo le resvala a este, jjajjajaj, por lo menos en escritura, es un observador más que un participante, que sartalado de vasofias, jajajajjajajaj