jueves, 10 de abril de 2008

Nueva Crónica y Buen Gobierno, una visión particular del incanato


Aunque la obra “Nueva Crónica y Buen Gobierno” de Felipe Guaman Poma de Ayala (1535-1617), un indígena converso creado en el crisol de la nueva sociedad, fue descubierta y hecha común a inicios del siglo XX, su validez casi enciclopédica sobre las tierras de los Andes sobresalta cuatrocientos años como un baluarte de la crónica en mero proceso colonizador.

La obra es una carta con representaciones gráficas dirigida al rey de España, Felipe III que muestra una versión diferente a la del autor de “Comentarios Reales”, el inca Garcilaso de la Vega. Esta epístola de mil doscientas páginas y cuatrocientos dibujos es una joya historiográfica que se divide en dos partes, la primera para dar una exégesis larga y complicada sobre el origen y la historia de los pueblos preincaicos, desde una perspectiva idealista hasta la aparición de los incas.

Su profunda religiosidad invade cada frase del texto, hasta el punto de entrelazar la historia de los dos mundos en conflicto en él al adherirse a la idea que los habitantes de América son descendientes de Noé y sus hijos, una de las teorías que sostenían muchos teólogos y cronistas de la época como Fray Gregorio García, Fernando de Montesinos, Diego Andrés Rocha, por mencionar algunos.

El texto colonial fue descubierto por el alemán Richard Pietschmann en la Biblioteca Real de Copenhague en 1908, él mismo dio conocer la existencia de la obra en1912 durante el Congreso Internacional de Americanistas ese año celebrado en Londres. Se trataba de una obra que expandía el conocimiento exótico sobre las tradiciones incásicas, equiparable en representaciones gráficas a la obra de Martín de Murúa, contemporáneo de nuestro cronista.

Felipe Guaman Poma de Ayala se cree que nace en San Cristóbal de Susunto, hoy distrito de Cabana, departamento de Ayacucho algunos años después de la llegada de Pizarro. Su nombre significa “águila tigre”, su apelativo de Ayala es explicada por la relación de amistad de su padre con el capitán español, Luis Ávalos de Ayala, quien en la batalla de Huarina durante la rebelión de Gonzalo Pizarro fue salvado por el padre del cronista, Guaman Mallqui de su victimario Martín de Olmos, del bando pizarrista. Para guardarse un lugar en la configuración del estatus de la sociedad de castas, él dice pertenecer a la familia real incaica por su madre, Curi Ocllo (hija del emperador Tupac Yupanqui), ser heredero del poder de incapranti, el título virrey de Huánuco, heredado de su abuelo. A pesar que recibió muchas protestas de los curacas (caciques) de ser un falsario y de ocupar cargos que no le correspondían. Por otro lado, Guaman se justifica como cristiano por ser tan descendiente de la “verdadera fe” como cualquier español al descender de Noé.

Señala Guaman Poma una relación muy estrecha de la historia de los andinos con la historia bíblica, en su primera parte expone etapas que corresponden a su par bíblico: Uari Viracocha Runa con Adán y Eva, Uari Runa con Noé, Purun Runa con Abraham, Auca Runa con David, e inca Runa con Jesucristo. Pero un aspecto aún más interesante es que no indica como primer inca a Manco Inca Capac como señalan otros cronistas (de la Vega y Antonio de Alcedo), sino a Tocay Capac, un descendiente directo de Noé.

Su perspectiva del pasado es muy confusa y se convierte en un conflicto interior. Critica el paganismo de Manco Capac al adorar a Inti, el sol y lo condena como el iniciador de la usurpación del trono, tal vez esto se deba a que nuestro cronista pertenece a un pueblo sojuzgado por los incas.

La conquista para Guaman Poma es una restitución del buen gobierno (el cristiano) interrumpido por la corrupción de Manco Capac, pero esto no es suficiente para que en la segunda parte el critique los desmanes que ocasionan en las nuevas tierras los españoles.

Antonio. Managua, 10 de abril de 2008.

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