Pérfida sien.
Si no fuera inoperante,
Si no fuera inverosímil y taxativa,
De cuanta persona se le muestre.
Maldita soledad,
Soledad beneficiosa en lo mucho,
Estiércol de mis días ahora que se cierran
Las horas sobre mi esperanza.
Desconcentración absolutista,
Cansancio empedernido y burlesco,
Silencio de la tumba donde yacen mis vivos y muertos,
Por favor, no te tragues lo que queda del seso y pienso…
No pienso.
Ya no pienso.
No ahora que el presente se me hace irreconocible,
Mientras que los sueños me amenazan con señuelos.
No hay descanso,
No hay noche prodigiosa,
Ni las ideas tienen claridad.
Ellos ya perdidos estaban,
Sí, perdidos eran.
¿Pero un hermano muerto?
¿Y el otro bordeando el desfiladero del fracaso?
¡Mientras acá, donde me muevo,
Siervos y osos luminosos vociferan contra nuestro pueblo!
La verdad ya la sabíamos;
El desprecio interno ya era parte nuestra,
Y con la soledad fría habíamos aprendido a convivir…
Mas ahora no podemos llamarla soledad,
Pues la dimensión a donde viajábamos cuando
La soledad se hacía insoportable, se ha secado…
Aquello que soledad era, es todo cuanto me queda;
Vida es ahora la antigua soledad.
Me detengo.
Pálido, áspero, inerte
Es el reflejo.
Sombrío, hediondo y abstracto
El elemento,
Mi elemento.
Me detengo.
¿Qué hacer?
¿Adónde ir?
La montaña es digna de escalarla.
Quiero escalarla.
La escalo.
Metros abajo mis patriotas van quedando.
Del abismo algunos han hecho ya su cumbre.
Pero no me engaño:
Allá está la cumbre,
Allá vamos.
Quizás no me engaño; tal vez sólo me miento.
Si no fuera inoperante,
Si no fuera inverosímil y taxativa,
De cuanta persona se le muestre.
Soledad beneficiosa en lo mucho,
Estiércol de mis días ahora que se cierran
Las horas sobre mi esperanza.
Cansancio empedernido y burlesco,
Silencio de la tumba donde yacen mis vivos y muertos,
Por favor, no te tragues lo que queda del seso y pienso…
No pienso.
Ya no pienso.
No ahora que el presente se me hace irreconocible,
Mientras que los sueños me amenazan con señuelos.
No hay noche prodigiosa,
Ni las ideas tienen claridad.
Ellos ya perdidos estaban,
Sí, perdidos eran.
¿Y el otro bordeando el desfiladero del fracaso?
¡Mientras acá, donde me muevo,
Siervos y osos luminosos vociferan contra nuestro pueblo!
La verdad ya la sabíamos;
El desprecio interno ya era parte nuestra,
Y con la soledad fría habíamos aprendido a convivir…
Pues la dimensión a donde viajábamos cuando
La soledad se hacía insoportable, se ha secado…
Aquello que soledad era, es todo cuanto me queda;
Vida es ahora la antigua soledad.
Me detengo.
Pálido, áspero, inerte
Es el reflejo.
Sombrío, hediondo y abstracto
El elemento,
Mi elemento.
¿Qué hacer?
¿Adónde ir?
La montaña es digna de escalarla.
Quiero escalarla.
La escalo.
Del abismo algunos han hecho ya su cumbre.
Pero no me engaño:
Allá está la cumbre,
Allá vamos.
Quizás no me engaño; tal vez sólo me miento.
Sergio X. Palma. Managua, 08-09 de julio de 2008.
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