sábado, 6 de marzo de 2010

LA VIDA ENTRE LOS MUERTOS

* Fotografía de http://www.manfut.org. (06-03-10).

─ Comencemos ya que a las tres vienen ─ dijo Humberto López, veterano sepulturero de 64 años con una piel estragada por el polvo, el sol y el cemento. Su voz me parece un poco enferma por su tono ronco. Chaparro y con dientes amarillentos, tiene una fuerza descomunal demostrada por el golpe de la barra que suaviza la tierra para luego ser removida.

─ ¡Uh¡ Jamás vas a terminar con eso, esa barrita es muy pequeña ─ le dijo su ayudante, Víctor Espinales Sosa de 22 años quien dice laborar desde que sus padres lo trajeron a este lugar, es un joven de piel morena de contextura recia y parco en los gestos.

Cada palada de tierra se hace de manera casi estoica por las condiciones en que trabajan estos hombres. Cuando por fin la pala rechina contra el féretro, los sepultureros dicen que han encontrado el premio. Los familiares del muerto se acercan para ver el cadáver que hace seis años lloraban, pero las lágrimas que hoy lloran no son por él. Sacan el bulto enlodado y todavía entero y lo desclavan, un tufo nauseabundo como el de todas las pestilencias juntas es precedido por la tremebunda visión de los huesos negros con partes todavía en descomposición. Untado su cráneo todavía por signos de sudor o agua, es la primera parte de los restos que los hombres a mano pelada meten en la bolsa negra.

─ ¿Y no usan guantes o mascarillas?
─ Y para qué. Si de todos modos nos vamos a lavar las manos. El tufo no lo aguanto, pero ni modo así hieden las personas ─ me contestó López quien se reía de mí por usar mi libreta para aplacar la fetidez.

Como si en todo esto hubiese un rencor, sus manos recogieron sin reverencia o respeto alguno por la memoria de los familiares presente de un solo todos los restos de quien en vida fuera un vagabundo de 38 años, muerto por un derrame cerebral. Hoy sus restos están acompañados por los de su madre. Al final los huesos exhumados, son puestos al lado del nuevo ataúd.

La exhumación en este caso es permitida por las autoridades para poder enterrar un nuevo cadáver. Ya se habían cumplido los cuatro años para poder reutilizar la tumba que puede albergar a cuantos muertos se produzcan siempre y cuando se hayan cumplido el plazo estipulado.

El Cementerio General de Managua está en funciones desde 1948 cuando la administración del Doctor Víctor M. Román se vio obligada a construir un nuevo camposanto por la falta de espacios en los orientales y por el crecimiento de los ilegales. Durante la época de los años cincuenta se dio la división del terreno en primera, segunda y tercera clase. Irónico, pues la fortuna de la vida nos sigue después de la muerte.

En la siguiente década, se empezaron a construir las grandes bóvedas de las familias más importantes de Managua, algunas como copias al carbón asemejaban a las catedrales del país, otras con estilos góticos y una que otra con arquitectura renacentista daba un toque sofisticado a la muerte de los jerarcas y matronas de la vieja Managua sellando su vida con una frase en latín o una escultura facsímile de la piedad de Da Vinci. Todavía se pueden observar algunas de estos suntuosos mausoleos.

El sudor y la maleza que crece en las tumbas olvidadas provocan una alergia en la piel al que no está acostumbrado a las tareas del cementerio. “Es que tiene el cuero duro”, comenta Luisa Berríos, una de las jardineras que ha trabajado en esto 12 de los 38 años de su vida. Me cuenta que si quiero mantener una tumba “bien pijuda”, me alisté unas ciento treinta “bambas” cada mes si el muerto tiene lugar donde sembrar sus palitos, de lo contrario la cuota baja a cien córdobas.

─ ¿Cuántas tumbas cuida usted?
─ Por ahora cuido más de treinta ─ dice Berríos quien primero consulta en una libreta en su bolso sucio que cuelga a manera de delantal. Carga la pala y me invita a sentarme en una tumba protegida por la sombra de un hermoso árbol de quelite.
¬─ ¿Le da para vivir?
─ Es que a veces no te pagan. Juegan con uno, pero si no me diera para aguantarla ya no estuviera aquí¬.

En ese momento, entre los matorrales aparece un niño flaco con una piocha colgada de los pantalones desmechados del ruedo y la llama. Resulta que es sus hijos que la acompaña en las faenas de todos los días.

─ ¿Él trabaja aquí?
─ No. A todos nosotros nos acompañan nuestros hijos, los que trabajan son los mayores de dieciséis años.
Desaparece entre las cruces coronadas por las enredaderas que ahogan a un Cristo crucificado y a una foto del difunto. Entre las doce y las tres de la tarde, el sol hace insoportable la estancia en aquella necrópolis que a diario recibe entre tres y cuatro nuevos huéspedes, según las autoridades administrativas. Con ellos llega una nueva oportunidad para los sepultureros y los jardineros de conseguir un “rumbo”.

Para Enrique Molina con 59 años encima, esta es la forma de ganarse la vida entre tanto muerto. Lo veo venir con una bolsa de cemento a cuestas, su ceño se frunce en cada golpe de sus pies en el pavimento, al contrario de mi percepción es una persona amable y atenta, contesta a mis preguntas con gran entusiasmo. Me comenta que en el cementerio existe poca inversión, los familiares olvidan a sus difuntos y nadie se preocupa por las condiciones sanitarias de los trabajadores. Él y dos compañeros terminan de construir una nueva bóveda de cinco estratos de unos dos metros de profundidad de 0.90 metros de ancho por 2 de largo.

─ ¿Cuánto vale eso?
─ Con veinticinco mil la platicamos ¬─ me dice Molina que ya de cerca su rostro se mira deteriorado por las faenas diarias, sus manos están maltratadas por el cemento. La artritis ha hecho sus estragos en su caminar y en sus dedos que parecen arqueados ─ si la quiere doble con cincuenta mil más la hechura.
─ ¿Cómo contactan a sus clientes?
─ Sólo hablas con el contratista y él nos avisa.
Contratista que a veces cobra mucho más de lo que piden estos hombres, mientras él se pasea en una bicicleta por todo el cementerio supervisando la construcción de sus negocios.
─ ¿Qué medidas sanitarias tienen para su salud?
─ Nos lavamos las manos cada vez que comemos ─ me indica un barril de agua de un color verde, la misma con que hacen la mezcla para el trabajo.
─ ¿Cuál es el trabajo más duro que se hace aquí?
─ El de sacar muertos, además que da asco es perjudicial para nosotros ─ lo dice sin medir las dimensiones del riesgo sanitario que representa el contacto directo con los restos humanos.

Según las autoridades de sanidad del centro de salud de la zona, todos los trabajadores del cementerio deben estar vacunados contra el tétano y en constante revisión por que las enfermedades abundan entre el lodazal de las tumbas descubiertas. Además de eso, tienen que lavarse las manos constantemente con jabón germicida o alcohol al 70 % para controlar enfermedades como la tifoidea o la tuberculosis o las creadas por los parásitos.

Según el Arquitecto Leonardo García, asesor en planes urbanísticos de la Asociación de Municipios de Nicaragua, el cementerio debe contar con una ducha para que los trabajadores puedan asearse una vez terminadas sus labores, una recomendación que es ignorada por la administración del cementerio que alega que ellos no reciben nada de presupuesto para el camposanto.

“De la alcaldía no recibimos nada, los impuestos por las tumbas va a la central”, explica Elías Zapata, administrador del cementerio quien a diario tiene que lidiar con situaciones que demuestran el mal manejo de los documentos. A veces se aparecen familias con títulos del terreno que están registrado a nombre de otras personas, al constatar en los libros aparecen borrones que delatan el mal control.

Con canas que avizoran tiempos de vejez en sus sienes, Zapata ha hecho un esfuerzo por ordenar los registros de tan inmensa necrópolis que abarca 36 manzanas ubicadas en el lado norte del barrio monseñor Lezcano. Durante su administración, el cementerio ha albergado a 5048 cadáveres que se suman a los más de medio millón de humanos que se estima que descansan en este lugar. Las estadísticas se hicieron inexactas por el mal control y por el terremoto de 1972 que provocó 11 mil muertos enterrados en grandes fosas ubicadas en la entrada del camposanto.

Entre los Cristos que miran fijamente mil veces su destino de sufrimiento hacia el cielo, Ana Aguilar camina silenciosamente, es una anciana de setenta y pico de años cuya voz conserva el vigor juvenil, sus encrespadas canas se asimilan a motetes de algodón sostenidos por un aro. Sus manos derruidas por los tiempos son presas fáciles para el dolor. Cuenta que aquí conoció el amor, aquí lo perdió y aquí lo enterró. Uno de sus tres hijos también murió. Así que para ella el trabajo en el cementerio es una obligación doméstica.

─ Me debés cincuenta pesos ─ le grita a uno de los carretoneros de agua ─ Se los presté porque no tenía que darle a la mujer, cada vez que le pagan se va a beber guaro y no le deja nada a la pendeja. Es más, pasa todo el día con una chupeta en el carretón.

─Usted, sólo vivos se va encontrar aquí.

La veterana tiene más de 40 años de trabajar de jardinera y florera. Aduce que hasta que el cementerio no la reclame, ella seguirá dejando su esfuerzo en cada ramo que prepare. Ella hace chiste de lo irónico de la vida. “Tanto lujo y chuchada si de todos modos ni los vienen a ver”, expresa en referencia a las grandes bóvedas que se destacan en la entrada.

Nuestros sepultureros son seres que ya han perdido el miedo al final de sus días, hacen chiste de la muerte y hasta espanta su miedo con la faena diaria. Así como son creativos, son desconfiados, nadie como ellos para entender el egoísmo de la hora suprema. No son de la muerte, son con la muerte, de ella trabajan, de ella viven.
Byron Antonio Delgado Rocha

jueves, 28 de enero de 2010

El brindis de Minerva

Si se encuentra orgulloso en pensar que el vuelo de Minerva invade Nicaragua, entonces quiere decir que el mes de abril lo ha abandonado. Afirmo que Minerva invade los salones de gala, también sus grandes alas abrazan los vinos que se sirven en nocturnas celebraciones intelectuales, mientras los iniciados a la razón pura y a la dialéctica, se encuentran refugiados en la poesía y el cuento, y otros en la lectura de Paulo Coelho y de Gioconda Belli.

No deseo insultar al escritor o al lector, sino darle a conocer mi enojo cuando observo a rectores, embajadores o intelectuales difuminándose entre arrugas y mal aliento, sin recordar la praxis como característica propia que Latinoamerica ha promulgado en su filosofía.

La práctica, se ha convertido en charlas, lanzamientos de obras y brindis. Poseo un miedo a tal aburrido ritual, y a que un día tenga que alzar vuelo y olvidar lo que es hoy en mí, un abril eterno de quehaceres prácticos, y convertirme en un intelectual con pensamiento descabellado para las nuevas generaciones, siendo respetado por mí edad y no por el ingenio.

Eduardo Flores

viernes, 18 de diciembre de 2009

EL CONTRADICTORIO ENCANTO DEL CINE BUÑUELESCO


A inicios del siglo XX, las élites burguesas en el mundo “civilizado” reconocían en cada nuevo fenómeno sociopolítico el derrumbe de su realidad. Atrás han quedado los principios del liberalismo, el positivismo es insuficiente y la cadena del capitalismo se rompe por su eslabón más débil, Rusia, para convertirse en la primera república socialista , por lo menos así se pensaba hasta ese momento. A manera individual, nuevas teorías surgían. Como martillo que golpea sobre la roca la creatividad demostró la renovación de la mente humana. Así nacieron el cubismo, el dadaísmo, el ultraísmo, el existencialismo, y el surrealismo.

El surrealismo es expresión libre de los procesos de la razón, no necesita interpretarse a la luz de los parámetros de la lógica. Heredero de los dadaístas, el surrealismo es materia de discusión a partir de los esfuerzos de André Breton, cuya crítica se familiarizó con la de los comunistas y llevo al movimiento a politizarse. Después de todo, quien no lo ha hecho.

España, crisol de nuevas tendencias, vería aparecer en la desintegración de su imperio y la pérdida del honor de la corona, una situación cada vez más desmoralizante. En 1898, la guerra hispano yanqui dio el golpe de gracia a la España imperial. En esa época de constantes convulsiones, de cambios hacia la ultraderecha y los movimientos nacionalistas y el descrédito de las instituciones liberales, nacería uno de los cineastas más influyentes del siglo XX y el máximo exponente del cine surrealista, Luis Buñuel.

A pesar de ser reconocido como un hombre de pensamiento de avanzada, su origen es en Calanda, un pueblo de realidad medieval, donde las distorsiones del tiempo se muestran en la sumisión de los criados y una economía de consumo. Pertenecía Buñuel a las clases acomodadas de la España moderna. Su padre, Leonardo Buñuel, se había enriquecido en Cuba.

Calanda representa en Buñuel el mundo con él que estaba inconforme. Él mismo lo describe así en su libro autobiográfico Mi último suspiro : “La vida se desarrollaba, horizontal y monótona, definitivamente ordenada y dirigida por las campanas de la iglesia” (Buñuel, 1982). Eso último sobre la disciplina clerical se revertiría en su historia como un ateísmo radical muy representado en sus filmes como anticlericalismo.

Buñuel es surrealista sin Breton. Es decir, fuera de la conexión política y sin compromiso. Él criticaba a la burguesía, pero no prescindía de la buena vida. Él era burgués, pero subversivo pensador. Criticón, se parece más a los reformista que a los revolucionarios. Aunque intentó dedicarse a las letras fue en el cine que alcanzó sus dimensiones de incomprendido o de complejo con Un Perro Andaluz (Buñuel & Dalí, 1928) y la Edad de Oro (Buñuel, 1930). Estos dos filmes son una crítica a las formalidades de la pasión y al mundo burgués, anquilosado y doble moral.

Aunque la temática del papel de la burguesía era continuamente abordado para ridiculizar esta clase en los filmes buñuelescos, formalmente se encarga hasta 1972 de él. Con la película El Discreto Encanto de la Burguesía (Buñuel, 1972) se muestra las contradicciones de una sociedad purapintista donde la sexualidad no escapa de la espontaneidad, el clericalismo necesita de formalidades, la visión de civilización y barbarie sigue fresca, y la corrupción es frecuente entre la burguesía.

Buñuel identifica a la burguesía a aquellos que hoy no encuentra su papel en la sociedad y escapan en el disfrute de los placeres modernos. Muy parecido a su vida. Frecuentemente, son ridiculizados los sacerdotes como cómplice de la burguesía para examinar las conductas de los demás. ¿Quiénes son? ¿La burguesía? Pues según Buñuel, todos aquellos que continúan viviendo según los dogmas del liberalismo, obispos y militares como aliados.

Como los demás temas del surrealismo, quién entiende a la burguesía. La infidelidad es abordada con descaro, aceptada como una práctica de los de arriba. Reírse de los pobres, aceptable también. Desde la manera en como te tomas un trago, el burgués está atado a norma de comportamiento que pocas veces se es constante. De ahí que la trama inicia con el deseo de cenar juntos, pero los acontecimientos propios de la complejidad burguesa, algunos reales, otros productos de la imaginación, impiden cumplir el cometido.

Aunque a Buñuel le desagradaba la idea de que esta película era una feroz crítica de la burguesía, en eso se ha constituido. Debido al trasfondo que incluye el título. Al respecto dijo parecerle que con este título la película adquiría otra forma y casi otro fondo. Se la miraba de forma distinta a como la concibió (Buñuel, 1982). Pero en sí, una vez lanzada al mundo, la película fue un éxito y hasta ganó un óscar como mejor película extranjera de 1972.

Contradicciones mostró en la sociedad, pero en él era aún más. Buñuel, quien había sorprendido al espíritu de los surrealistas, frecuente revolucionario, a sus setenta y dos años había aprendido a vivir cómodamente entre sus contradicciones.


Byron Antonio Delgado Rocha

martes, 25 de agosto de 2009

De cera

Cierta mancha en el agua que te observa, una ráfaga, un alud, un sonido que se inmiscuye en la vida y que a su vez implica pasos, eternidad, laberinto, fuga o árbol cuyas ramas afloran en la mente dejando lugar a los clavos de tu rostro. De unas venas arraigadas de cabellos cuyos cuerpos desembocan en pequeños trozos de sombras. Y nuevamente el brillo, el opaco, el instrumento, el caminar inconstante de paredes, el conocimiento predilecto, los rasgos y el desprecio. Contraste y secuencia. Camino innato y simulado por tus brazos que se desprenden a cada golpe de palabras y espirales de masa seca. Hojas en hielo con las que te mojas las palmas y das muerte a tu boca tras dejar plantada en diminutas secuelas, espinas y papeles metalúrgicos. Recordás tu presencia, tu nada, tu borde, el inquieto deslumbre y la satisfacción al observar por medio de una ventana entreabierta la magnitud de tu cielo, mientras pasás bajo los arcos inmensos que te envuelven en vértices y cartas. El margen desaparece poco a poco, reflejo a reflejo, como imagen transfigurada y oculta del marfil y el cristal medidos meticulosamente en ciertos ojos y en su mirada de neblina y cera.

Luigi Esposito Jerez

sábado, 22 de agosto de 2009

El pasillo


Una simple alfombra pigmentada, sonando poco a poco en un intento pretensioso de imitar la realidad. La noche se dispersa y el pequeño órgano se extiende en pensamientos inusualmente desaparecidos. No logra despertar luego del inevitable delirio que le provoca una escasa silueta en el río de la salvación, de la ofuscada segmentación que de él se libera. Un ligero corte, un espacio que cada vez avanza como espectro retardado en su etiqueta, un rostro fermentado por los diminutos bordes de tus dedos, un océano de líneas, un infinito de hierbas que te oscurecen al más mínimo roce, cierta corriente que forma tus gestos, mi boca. Detalles inherentes de localidades inmediatas y certeza rítmica. Camina un poco. El pasillo se adelanta. La leve luminosidad desaparece en una explosión de bosque, de metal, de diferencia y elocuencia sesgada. Con un suave movimiento inclina los brazos y recuerda interminables plataformas que se desbordan en un mundo de mucosa y manchas intermitentes. Tus manos toman forma, se dividen y dividen consigo los remanentes de mis ojos, ahora partes de una frontera inmaculada.

Luigi Esposito Jerez

La pintura es obra de Max Ernst, (Nadador ciego: efectos de un contacto, 1934)

domingo, 2 de agosto de 2009

LA BLOGÓSFERA, UN ÍNDICE DE LA OPINIÓN PÚBLICA

Hasta hoy con la introducción de las nuevas tecnologías informativas (proceso que data en Nicaragua más o menos de finales de los años noventa y principios del nuevo milenio) se ha incorporado al debate público, incluido los culturales, la herramienta del blogs como diario o códice de nuestra sociedad. Es una virtud de estos sistemas el método globalizante de sus técnicas, aunque no todos tenemos acceso al internet. Digo esto, en el sentido de su masividad y compartición con todo el mundo on line. Hoy en día podemos colgar nuestras opiniones y ser vistas desde Vancouver hasta Córdoba.
La Universidad Centroamericana a través de su facultad de Humanidades y Comunicación, consciente de estas nuevas tendencias de relaciones sociales, no puede dejar de percibir la necesidad de la inmersión de sus estudiantes a estos campos de la comunidad humana. Realizó el primer encuentro centroamericano de blogs, pero como siempre, y es donde se demuestra nuestra madurez crítica, caemos en el debate político como prioridad de las conciencias.
Dicho lo anterior es necesario decir que las relaciones políticas entre nuestros pensantes equivalen al peso en agua sobre los canales de comunicación digital. Somos un pueblo político, a pesar de que mostremos tímidas aristas culturales y económicas.
En el encuentro también se tomaron en cuenta otros aspectos como la utilidad en el campo cultural, desde la publicación parcial de una obra (novelas, cuentos, etc) hasta la promoción de autores como en el caso de nuestro ilustre Sergio Ramírez, que muy pocos pusieron atención.
Todo lo que produce el hombre puede ser usufructuado, dice el adagio de los tecnócratas modernos, sin embargo sin caer en morbos económicos, se puede concebir la idea del servicio remunerado por el esfuerzo, una iniciativa de jóvenes salvadoreños que veían al blogs para un periódico digital. Su costo económico es rentable y bajísimo, pero su cuantía para el desarrollo de la emisión de juicios en la sociedad puede ser invaluable como herramienta de transferencia cultural.
No sé hasta donde puede llevarnos la exhibición de las críticas, pero no hay necesidad de lupa donde la luz de la crítica está presente. Como en toda sociedad democrática – tema muy de moda en estos tiempos – la expresión de nuestras opiniones debe ser atributo de bandera de lucha de nuestra época.

Byron Delgado

miércoles, 29 de julio de 2009

Los mundos


Una vieja que mira al cielo, que se distrae en cada paso de un incomprensible entendimiento en la pequeña Jauja que la encierra, miniatura tras miniatura se esconde y se separa, se realiza, se insita a una melancolía memorable de las tardes, de las mañanas, y de las pequeñas rocas que te disparan una vez recuperada la sastrería de su piel. No logra manipular un simple pensamiento, una simple dirección que pide con inmundicia, una palabra, solo una que se desvanezca al sentirse rozada. Tras cada uno de sus pasos ve necesario recuperar la silueta que la detiene y que la encuentra en un momento indeterminado, y como suspiro se abstrae vociferando dentro de frascos y colmenas líneas sin formas que componen diminutos mundos. Anonimato total. Tan solo una minúscula empuñadura que sostenga sus cimientos luego de ingresar a un punto libre; Simple espada que se atraviesa en la totalidad de lo absoluto sin negarse a nada, sin hacer miramientos en imperfecciones humanas, en pliegues vitales que se necesitan unos a otros para vivir siempre una continuidad finita e irrisoria, constante e ideada, rodeada por angostos muros sin fundamentos que recogen la simpleza de un vistazo al extremo de la calle. La vieja habla consigo misma, y respira esperando algún barco que se siente y descanse.
Luigi Esposito Jerez. 29 de julio del 2009

La pintura es obra de
Wassily Kandinsky (Transverse Line, 1923)

lunes, 29 de junio de 2009

lunes, 20 de abril de 2009

Alternancia

-Árbol habló en patio, dijo poco según herrero

-Permítame hablar roca antípoda del sol, el barco ha volado sin anclas a vapor.
-Puerta que saca alas corta monte descuidado
-Rana amarilla escupe y siembra sol. También defeca estrellas que dan calor.
-Rima se tira desde techo y saluda de suelo a peatón.
-Matarile al maricón mexicano matón, salta migra salta, tengo balas de cartón.
-Pero imagina solución, tierra suave y hoja.
-Entierra dinosaurio, crece planta de diamante.
-Sólo si arena agua suelta mesa de presión.
-Toma petróleo azul y vete enamorado de pájaros ahogados
-Reloj irritado celebrará dia mundial. Ornitorrinco en paz con sombra.
-Si le ponen vaselina, pampers usará mientras peluca burlona baila cumbia a su alrededor.
-Pata luz simula.
-Oh hermano dónde estás canta carro abandonado. Perro orina en su rin y queda devastado.
-Rima ve peatón, no levanta mucho pero saluda.
-Insecto muerde cola de lagarto. Incesto declara pata quemada. Muere rima aplastada.
-Cucaracha ve desastre y descansa en tijera.
-Témpano de hielo mata campana rebelde. Solitario se siente espera barco.
-Fruta alegre muerde tecla.
-Vestido se rebela. En interiores andan todos.
-Lámpara se niega, nada podremos hacer al respecto.
-Desenchufla el enchufle mueren penas en licor
-Foto se la toma en mar.
-Pero revela fotos en diario, salen con tinte amarillo.
-Camino se mueve en tiempo y negocia.
-Recuerda cuentos de antaño. Hansel y Gretel mueren de diabetes.


Esto es una conversación entre William Weaver-Méndez (www.clockworkstanley.blogspot.com) y Luigi Esposito Jerez

lunes, 30 de marzo de 2009

Si no puedo decir mi gran vulgaridad, de qué me río

si no puedo gritar a quien me desprecia, a cuánto me vendo

y patear a los desconocidos

azotar a los indiferentes

apalear con púas y pinos a los que no me dan la vista

ah, y recostar contra el paredón a quienes me han ofendido.


El aislamiento crece cada día

las probabilidades de sacar la cabeza en medio del lodazal se desvanecen

¿de qué otra tengo pues

que dejar bastante clara y fétida mi gran vulgaridad solitaria?


No me reduciría yo a menos,

no dejaría de aspirar a más

¿Y, por qué no, ser inminente, llegar más allá de los titulares del firmamento?


Eso o desaparecer,

o hacerles cosquilleos,

o hacerles la tarea que dejaron para después del mediodía,

eso o quemar las escaleras por donde bajarían los medallones del aparente,

eso o hartarme mierda hasta que yo mismo me haya despedido.


Cinco, seis, siete

no huelo a nada.

¿A qué hueles?

Huelo a mi moco atascado que no deja de entrar los olores.

Dicen que huele a miel.

Yo digo que huelo a algo que no puedo percibir.


Quizás por eso ya no me río,

sino que estallo,

me despilfarro y me vuelvo a hacer,

la acribillo en el pensamiento y la vuelvo a encontrar.

Póngame precio.


Debo irme.

Tengo que estudiar.

Sergio X. Palma. Lunes 30 de marzo de 2009.