domingo, 9 de marzo de 2008

Arrepentimiento


En el camino hacia la locura
Me tropecé con el demonio
Y con un ángel y con mi conciencia,
¿qué más podría pasar,
Si me dirigía hacia el cadalso?

Pero mis ojos estaban vendados
Y mi comprensión incompleta
Y mi inteligencia reducida.
Todo me era abstracto.
En el camino hacia la horca,
Me volví totalmente estúpido.

¡Ay! ¡Cómo me atrapó el dragón!
En el camino hacia la muerte
¡Ay! ¡Cómo caí en las manos de la falsa ilusión!
¡Cómo me engañé a mí mismo!
Y me acribillé con todas mis fuerzas
En el camino hacia el paredón.

¿Qué dolor, lectores míos, qué dolor
Puede ser más grande
Que el de acuchillarse sin saberlo
Y con toda la prepotencia que cabe en el Universo?

Es el instinto de muerte,
El demonio de la perversidad,
El embeleco de la impersonalidad,
Y la oscuridad de la insensibilidad.

¡Ay! ¡Es la corrupción de mi ideal!
Se erigió una dictadura y me terminé matando
En el camino hacia la destrucción.

Y ahora me torturo,
Me retuerzo como un gusano
Por perder la dirección
Y el sentido de mis designios.

¡Ay! Es que no tuve cuidado
Y me resbalé ante la risa de los sabios,
En el camino hacia la horca.

¡Ay! ¡Cuánto me arde!
Me he suicidado y sigo viviendo
Y la horca y el verdugo que lleva mi cara,
Esos se quedan atrás.

¡Ay! ¡Que soy un niño!
Me queda mucho por aprender
En el camino indefinido.

Sergio X. Palma. Managua, 27 de febrero de 2008.

La pintura arriba es obra de Francisco de Goya y Lucientes: "El 3 de mayo de 1808 en Madrid: los fusilamientos en la montaña del Príncipe Pío"(1814)

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