sábado, 15 de marzo de 2008

La Caverna Ilustrada en Granada

Las siguientes son imágenes de la visita realizada por la Caverna Ilustrada a la ciudad de Granada, Nicaragua, durante el IV Festival Internacional de Poesía de esta ciudad, el 14 de febrero de 2008, día en que se llevaron a cabo dos de las actividades más simbólicas del mismo: El "entierro del Pesimismo" y el "Carnaval poético", que recorre las principales calles y avenidas de Granada.


¿Es que la muerte se presenta ante nuestra vista en esta foto? ¿O acaso lo que vemos sólo es un hombre o mujer vestido de ella? Y en cualquier caso, ¿cómo podemos estar seguros de que viste como la muerte, cuando no tenemos forma de conocerla más que indirectamente? Y aún si la pudiéramos saludar, difícilmente tendría el mismo rostro en cada ocasión. La muerte a veces es fría, pero a veces es muy alegre. Puede ser dulce, y también puede ser amarga. ¿Cómo se viste la muerte? ¿Nos engaña el humano debajo de las vestiduras negras y la máscara blanca? ¿O es que su engaño sólo es producto de la introyección dentro de sí de una figura que nadie conoce? ¿Nos mienten los curas cuando nos enseñan la imagen del Salvador? ¿Cómo luce Dios? ¿Me puedo disfrazar de él? ¿Existe Dios?




Fue entonces, cuando vi más claramente la imagen arriba puesta, que se me vino encima la siguiente pregunta: ¿Cuál es el objetivo fotografiar a personas que bailan, si se me está inhibido poder observar su destreza en las fotografías? Pero bien, lo positivo es que los bailarines en primer plano portaban paraguas, lo que es una forma, conspirativa quizás, de anular mi crítica. Así su exagerada vestimenta me hace olvidar sus tropiezos...cuando se publicita, no importa tanto que el producto sea bueno, sino que una muchacha hermosa lo sostenga. ¡Mi cuerpo pide Alpina!




Es muy sencillo bailar y ponerse trajes encima, pero sobrehumanamente imposible es disfrazar las emociones...eso al menos, cuando se está solo y con uno mismo. No me caben dudas de que al hombre de chaqueta negra sobre la falsa carroza lo invadía el aburrimiento o la distracción en el momento en que Rossana captó el cuadro. ¡Qué bueno! Así no quedan vacíos filosóficos sobre la consistencia de su naturaleza.


No hay comentarios: